Había una vez un hombre que creía poseerlo todo y se dispuso a inspeccionar lo que era suyo. 'Eres mia', dijo Fausto a una flor, a una oveja, a una montaña. Pero como todo esto no le bastaba, tomó un barco y se hizo a la mar. La prepotencia y arrogancia de Fausto, así como su creencia de que lo puede poseer todo, le impiden entender a la naturaleza, lo cual, irremediablemente, lo abocará a su destrucción. La edición de El destino de Fausto fue un trabajo artesanal. Se realizó en Idem Paris, un taller histórico de litografía. El texto pone de manifiesto la necesidad de mostrar comprensión y respeto por la naturaleza en vez de codicia y arrogancia. Un libro perfecto para reflexionar sobre aspectos relacionados con la posesión, la ambición y saber cuándo se tiene suficiente.