Desde la época universitaria hasta su
muerte, Franz Kafka dibujó y se interesó
profundamente por el arte. Al igual que su
monumental obra literaria, estos «garabatos»
como él mismo los calificó descubren
la mirada de quien sabe construir, con talento
inédito, un universo personal.
Figuras humanas y paisajes que, con
dedicación y marcado aire expresionista,
Kafka trazaba a lápiz o a tinta negra en varios
soportes: cuadernos, papeles sueltos, sobres,
octavillas... La presente edición de estos
experimentos gráficos conservados gracias
a Max Brod, quien incluso recuperó algún
boceto de la papelera de Kafka recoge
textos que acompañaban originalmente
las imágenes y también otros pasajes,
seleccionados por Jordi Llovet, que conoce
la obra kafkiana como pocos.