En Córdoba la poesía brota en cada esquina, en la estrechez de sus calles, en los pequeños patios engalanados de flores, en los rastros de un pasado repleto de historia... El viajero podrá disfrutar de un legado cultural inmenso, maravillarse ante la magnificencia de la Mezquita-Catedral, perderse en la fastuosa y misteriosa ciudad de Medina Azahara o deambular por los extensos jardines del monumental Alcázar de los Reyes Cristianos. Pero Córdoba se saborea en múltiples dimensiones, entre el fluir de la historia y el bullicio de la vida, por eso también hay que perderse en el laberinto de sus blancas callejuelas, disfrutar de las animadas plazas, tomar un vino en una taberna y dejarse seducir por los estímulos esta milenaria ciudad que no dejará a nadie indiferente.