Índice
7 Obertura
El anciano del fiordo de Oslo
11 Ver
Una experiencia total
15 Una corneja sobre el tejado
Mirar no es ver
21 Es como electricidad
Vivir con un voltaje más alto
25 Como Stendhal en Florencia
La belleza es un choque
29 Hablar de la belleza
con un finlandés
Y demostrar que los relativistas
se equivocan
33 Pájaros nocturnos
Domesticar aquello que de primeras
no nos conmueve
37 Vivir a la manera
de Rimbaud
El esplendor no es mero
deslumbramiento
41 Todos los girasoles del mundo
Naturaleza y cultura confundidas
47 El silencio de la
Madonna Sixtina
Aprender a callar
51 «¡Presente!»
El ego estético
55 Los vencejos de la estación
de Montparnasse
Por una república de lo bello
61 Palermo
La belleza como destino
65 El pez escorpión
Cómo arruinar los viajes
71 La ballena de Tadoussac
Huir de los caminos trazados
75 Fotos
Contemplar el reverso del mundo
79 Turistas
Las cosas, no el espectáculo
85 Portofino
La era del hacer
91 El árbol de las islas Aran
El esplendor de lo que está herido
95 «Prohibido pisar el césped»
El mundo como santuario
99 La estecología
La ecología será estética o no será
103 La búsqueda del Grial
Elogio de la curiosidad
109 A Brasileira
Lo real no basta
113 Incandescencia
La amplitud del corazón
119 La belleza del gesto
O el coraje del bien
123 Noche de verano
La felicidad es posible
127 Epílogo
Zambullirse en Montenegro
129 Ejercicios de estética aplicada
132 Notas
135 Cuaderno de esplendores
143 Agradecimientos
«Y hoy, más que nunca, tenemos el deber de amar este mundo, no solo porque somos responsables de su fragilidad, sino porque tenemos una deuda con él: nos ofrece su esplendor, y pasamos de largo. ¿Por falta de tiempo? ¿De dinero? ¿Por el cansancio, por la desgana, por la desaparición de una naturaleza protegida en favor de una urbanización desenfrenada? ¿O se trata más bien de que no sabemos mirar?» Ante un paisaje, una pintura, una escena emocionante... las mismas dos palabras: «qué bello». Pero, ¿qué significan? ¿Expresan placer, una preferencia, una apreciación cultural? ¿Y si fuera todo esto a la vez y mucho más? ¿Y si la belleza, nuestra capacidad de verla, sentirla y oírla, fuera la forma singular y profunda que tenemos de estar en el mundo? A través de treinta textos luminosos basados en sus propias experiencias estéticas, Laurence Devillairs intenta dilucidar el misterio del encuentro con la belleza y nos invita a reaprender a verla, algo que a menudo se nos escapa por falta de tiempo o conformismo.